A veces,
cuando no hay viento
y el sol se aparece
sin ser invitado
y sigue ahí, torturando
el paisaje de alegría
y tú, sólo quieres
nubes de lluvia,
para hacer rodar
tus lágrimas e inundarte
del lugar al cual huyes.
A veces,
todo se conjuga
para que no estés triste.
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