Me alucinas el alma,
como un rayito de sol
que despierta la mañana.
Todo lo das sin pedírtelo
y a la sombra
de estos silencios,
cuando la tarde
me embarga y se lleva
todos mis rumbos...
y a pesar de esto
y de aquello,
en que no vuelves,
me alucinas el alma
sin yo quererlo,
sin tú imaginarlo.
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