Te abotonas de metal
entre las borlas
de las cortinas,
reluces en el subway
donde se quebraron
los espejos y camino,
deshinibida,
entre ese reflejo azul
de noche cansada, que dejas,
como si depositara mi historia
en el filo de tus brazos,
hasta rasgarme el vestido
de la conciencia.
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