La breve mirada
y en el consuelo,
de todas las horas,
donde vaga la memoria.
A veces, sin quererlo,
huyo en el vaivén del viento,
en la estela leve
de la nube que pasa,
en las manos del agua
y entre mi sombra inquieta,
que quiere correr a tus brazos.
Así es, la mirada escapa hasta en el leve aleteo de una libélula.
ResponderEliminarAbrazos RoseMarie.