Tocaba su pelo
en las noches del hastío
y hasta descubrirse,
soñaba sus sueños.
Todo era perfecto
agitando alas de mariposas,
que en estériles sombras,
volvían a ser cómplices.
Pero, en la verdad de su sonrisa,
se elevaban más allá de todo,
donde les era posible perpetuarse.
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