No fue la primavera
ni el verano interminable
que fulminó el invierno,
sólo lánguidas tardes
declinaron sus copos crujientes.
Previsible entonces,
el solaz que impuso
su gesto de cielo libre,
el ocre convexo de su lenguaje,
un otoño... entre nosotros.
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© RoseMarie M Camus Poetry & Design
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