Ruedas al viento
como un árbol
y caen tus hojas
con la lluvia,
para esconderse
en la vertical
de tu pelo
y evitar perderse.
Nadie se parece
a toda esa constelación
de tu rostro,
ni al beso
con que propagas
sus estrellas,
te extraño,
y ruedas con tu luz,
hasta llenar mi mente
de vértigo y vacío
al compás
de este silencio.
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