Este derroche
de encontrarte en todo
y en tantos años,
de no ver tus ojos,
donde éramos tan jóvenes
y la voz del tiempo
nos parecía lejos,
porque acompañados de todo,
el mundo era un pañuelo
donde escondernos
y volar anudados,
sin parar las alas,
desnudando la trayectoria
del viento,
para siempre volver y amarnos.
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