Nada a salvo,
cuando aprendemos
que la vida
se nos aleja
como un río
y ya es tarde.
Pero a veces,
repentino,
llegas tú...
y me extiendes
la mirada,
más allá
de un cielo rojo,
dispuesto a morir
sobre las aguas
y digo sálvame,
y digo sálvanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por estar presente y dejar tu valioso aporte. Me hace muy feliz...