Desciende de un laúd
como de un árbol.
Su boca
susurra seis cuerdas,
en los vértices
de mis labios.
Pequeño y cóncavo
estira su pecho,
hasta caer fecundo
en la raíz del asfalto
y vuelve
a estirar los brazos,
tiñendo mi cielo
con música del ocaso.
© RoseMarie M Camus Poetry & Photography
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