Tenía en sus manos
la certeza en la caricia
y en el sol de su pelo,
la llama de los días.
Era secreto su silencio,
la excusa para levitar sueños
y caer desprevenido,
a la raíz de los ocasos,
entre mi enagua y su concierto.
© RoseMarie M Camus Poetry & Photography
Era como un hermoso día, desde el amanecer al anochecer, con todas sus horas y sucesos. Un día más de cada día más...
ResponderEliminarPrecioso.
Un beso.
Gracias querida amiga por tus lindas palabras! Un beso.
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