Te escucho,
tras la ventana
sin espejo.
Te escondes,
en la raíz
de la madera,
en el azufre,
al que temes,
en las cortinas
que descuelgan,
en el óxido
y el hollín
del techo.
Te escucho,
atribulado
en la distancia,
apareciendo
y viviendo,
en el vaivén
perpetuo,
en que agonizan
las palabras.
Te escucho,
tiempo sin tiempo.
© RoseMarie M Camus Poetry & Photography
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