Desde los rastros del ocaso,
su mirada albergó un deseo,
suspirabas esperando la noche
y al contacto con las estrellas,
materializó el recuerdo.
Sus ojos lloraron
entre la brisa del silencio,
estabas solo bajo ese manto
de sombras,
solo con algún recuerdo
que propicio la tarde,
bajo un sol de invierno.
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