Huímos de todo,
hasta encontrarnos.
La fuente brillaba
en su sol de enagua,
la tarde era inmensa
como una estrella
tímida, que renace.
Tenía sentido
en el ruiseñor
y la rosa,
la música
en las notas
escondidas,
que recuerda
un viejo piano.
Todo resultaba,
como la mirada
que pone el águila
en su objetivo,
hasta volvernos
de pronto,
tal altos
como una montaña
y perdernos
en el viento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por estar presente y dejar tu valioso aporte. Me hace muy feliz...