No creías en el mar,
porque el mar,
era para ti,
una escalera sin fin,
que colindaba
paso a paso,
con lo imposible...
por eso, abrazabas
cada peldaño
desafiando la cordura
de lo inverso y sólo,
sentías sequedad
en las alturas,
donde seguramente,
era yo tu precipicio
y abrevadero,
extendiéndote las olas.
© RoseMarie M Camus's Poetry & Photography
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