Nos giran las alas,
somos remolinos
en el viento de la tarde,
en el sol que es un espejo
y que fragmenta su luz,
entre la almohada.
El desierto candente,
se despoja en tu mirada,
me sorprende...
y gravita como nube.
Sin saberlo,
un pañuelo como espada,
que duerme entre mis manos,
nos avisa... y abre
el horizonte en la mañana,
y parece que al recuerdo,
va llorando.
© RoseMarie M Camus Poetry & Photography
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