Acaso, en la orilla lejana
o el silbido en el viento
o ese sol en agosto,
de escondite sereno.
No, sólo el mar,
con su inquieto cantar,
con sus manos de sal
y que llega puntual,
a bañar los maderos...
sabe de la existencia.
© RoseMarie M Camus Poetry & Photography
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