Solitarios caminos
descubren la sed del desierto.
La llama solar se introduce
entre los pliegues salinos
y pequeñas sombras,
pintan un oasis absurdo.
Pero siempre llega la noche,
con su encaje de frío,
a congelar los sueños
de un nuevo día.
© Internet Photography
© RoseMarie M Camus Poetry & Designe
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