No era el verso,
de la flor olvidada
en un libro.
Ni siquiera el silencio,
de su ajuar despoblado
de sueños.
Ni el hambre que repartía,
la desnudez de su cuerpo.
Era ella, sólo ella,
tras el olvido,
tras el dolor insuperable.
Era ella, simplemente,
que escondió su rostro
lleno de lágrimas,
para siempre.
© Yuliana Mendoza Photography
© RoseMarie M Camus Poetry & Design
Era, el dolor que la doblegaba. Un abrazo. Precioso escrito.
ResponderEliminarGracias querida aTaty por dejar tus bellas palabras!
EliminarUn abrazo inmenso