Tras tu huella
perseguí los silencios
y en el mar se perdieron,
más allá de las sombras.
Entonces,
abrí los ojos ante el abismo
y un sol dorado,
cegó mis instintos.
Así, derrotado el tiempo
se acuarteló entre mis noches.
La bóveda del cielo
sólo fue una muralla
y de tanta oscuridad,
mi alma tejió una malla
que contuvo sentimientos,
y espejismos y recuerdos.
© RoseMarie M Camus Poetry & Photography
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